domingo, 19 de octubre de 2008

Monumento Natural San Pedro de Pichasca




En medio del valle de Río Hurtado y a 56 kilómetros de Ovalle hacia la cordillera, se encuentra una de las áreas naturales protegidas de mayor importancia científica y biológica del país. El Monumento Natural San Pedro de Pichasca se encumbra por sobre su valle de origen y en medio de los cerros cordilleranos abre una puerta a la prehistoria chilena.

Para llegar no se necesita más de un par de horas desde Ovalle o La Serena, transitando en su mayoría por terreno asfaltado. Tras pasar el pueblo de Samo Alto y cruzar el caserío de San Pedro Viejo, se enfrenta una empinada cuesta que serpentea el cerro hasta llegar a las puertas de las más de 128 hectáreas que comprenden el parque.

Desde aquí es posible tener una impresionante vista del valle que baña el río Hurtado, con sus poblados y sus campos agrícolas. Luego de ello se enfrentan las casetas de CONAF y un centro de interpretación que auxilia en conocimientos de lo que se ha encontrado en el sector, la composición de la flora y fauna y muestra mapas sobre los senderos que se internan en medio de los hermosos cerros que han servido de cuna a los descubrimiento paleontológicos y arqueológicos más importantes de la región.

Viajando al Pasado
Luego de avanzar un par de kilómetros desde la entrada se llega a la zona de trekking. Por el violento sol existente casi todos los días del año, es imperioso llevar protector solar y se aconseja un estado de salud compatible con las caminatas ya que si bien el trayecto no es muy largo, la dificultad radica en lo empinado del terreno y en el sofocante calor.

El sendero comienza con una breve explicación de la ruta descrita en paneles que se encuentran bajo unas muy bien pensadas construcciones de coligües que dan una salvadora sombra y que acompañarán cada punto de interés del camino... afortunadamente para la piel.

La segunda parada, luego de una breve cuesta, es un gran mirador ideal para la fotografía, desde aquí ya es posible identificar la vegetación clásica de lugares con poca agua como son los quiscos, olivillos del norte y pimientos. Con paciencia es posible ver fauna nativa como liebres y hermosos zorros.

Avanzando nos encontramos con uno de los íconos del lugar: los troncos petrificados. La sustitución de los elementos orgánicos de los antiguos árboles por elementos minerales como el silicio, han creado a estas especies de rocas que se ven a contar de la tercera estación.

Lo que más sorprende es que según los cálculos científicos dichos fósiles corresponderían a la actual familia de las araucarias y que tendrían más de ¡¡75 millones de años!!. Estos veteranos parientes de nuestro sureño árbol habrían permanecido en la zona comprendiendo gigantescos bosques que cubrían todo lo que hoy es un paisaje semi-desértico. Un impresionante trabajo de imaginación en las actuales condiciones.

A continuación, en el inmenso silencio de Pichasca, se pueden observar otros restos de troncos cercando los caminos hasta llegar a un costado de la ruta donde hay un árbol fosilizado prácticamente armado casi como rompecabeza. Todo un hallazgo.

La cuarta parada se produce sobre uno de los cortes de los cerros circundantes para demostrar la geología del sector, comprendida por mezclas de rocas volcánicas y rocas sedimentarias, llamada por los entendidos como “formación viñita”, debido a que en los millones de años que han pasado desde que hubo bosques han ocurrido cataclismos, erupciones y formaciones montañosas, que han formado este verdadero “sándwich” de tierra.

Sin embargo, la estación más importante para la historia del Monumento Natural es la quinta ya que fue aquí donde se encontraron los primeros restos de dinosaurios en Chile. En rigor, no fue un esqueleto completo ni mucho menos, solamente costillas, vértebras y un húmero. El Titanosáurido, nombre del animal hallado, vivió hace 75 millones de años, al igual que las araucarias fosilizadas, en la era Secundaria o Mesozoica. Además se han encontrado caparazones de tortugas de agua dulce con la misma data de antigüedad, que hace pensar que en el lugar también hubo lagos.

Dinosaurios y Cuevas Primitivas
Luego de finalizado el sendero, cerca de unos 40 minutos de caminata, se puede acceder a otras dos atracciones del parque, que hacen más vivencial el estado prehistórico con que queda uno después del paseo en medio de antiguas especies.

Primeramente se puede visitar el dinosaurio maqueta que se ha colocado en una explanada y que, a tamaño real, hace más fácil dimensionar al antiguo anfitrión de Pichasca. Aunque es notoriamente una recreación, es casi como un sentimiento de niño el ver una cosa gigantesca y uno solo... hasta dan ganas de subirse, cosa no es muy recomendable.

Luego, el camino enfila hacia el “Alero Rocoso”, especie de cueva en que antiguos hombres, se cree que desde hace uno 10 mil años atrás, llegaron en búsqueda de protección en sus travesías desde la cordillera al oceáno. La cueva es casi como una mordida de cerro, si pensamos que fuese una manzana y obliga a caminar agachado. En el lugar se han encontrado restos de asentamientos humanos como restos de cestería, alimentos, conchas, puntas de flechas y alguna no muy nítidas pinturas en el techo.

Acá se encuentra la representación de un indígena colocando la punta a una flecha. El lugar sobrecoge y es completamente solitario, haciendo notoria la paz que emana del lugar. Además es el único remanso con sombra, tanta que llega a dar frío.

En el sector se han hecho excavaciones que aún son notorias, ya que todos los años llegan alumnos de disciplinas arqueológicas a realizar investigaciones. Si uno camina por el sendero podrá llegar a un mirador en el que se ve la real dimensión de esta verdadera casa de piedra.

La sensación que deja Pichasca es inmejorable. Los senderos están bien delimitados con cúmulos de piedras que no llevan a perderse por ningún momento y que lejos de arruinar el paisaje, se camufla en él. Además de la buenísima información que se encuentra en el tríptico que entregan en CONAF y de su centro de interpretación. Siempre limpio, silencioso y con un silencio que llega a sobrecoger, el Monumento Natural San Pedro de Pichasca es una pequeña joya que vive en el corazón del valle de Río Hurtado, un testimonio abierto de los albores de Sudamérica y un paisaje insuperable envuelto en los magnéticos cerros de Los Andes.

Monumento Nacional Pichasca.
Horario Verano: Lunes a Domingo de 09:00 a 18:00.
Valor: Adultos $1500, Niños hasta 15 años $600.
Cuenta con Servicios Higiénicos y sitios para Picnic.

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